El puente bajo el agua
miércoles, 1 de julio de 2020
lunes, 1 de abril de 2013
Instrucciones para dejar de escribir
1-Salir de noche minutos antes de que todo
cierre. Comprar empanadas. Sentarse en la vereda y mirar la calle. Sonreírse
como si estuviera ahí.
2- Escribir una carta a una persona vista sólo
una vez. Confesarle una pasión inexistente por la navegación a vela. Enviársela a
un amigo.
3- Desnudarse. Sacarse fotos. Quedarse dormido.
5- Encerrarse en el baño y cantar: La espuma es
una red que me permite flotar.
6- Dejarse crecer las palabras. Depilarlas con dolor.
7- Cumplir años. Festejarlo. No invitar a
nadie. Volverlos a cumplir.
8-Escribir un libro en una noche. A la noche
siguiente cantarle una canción de cuna. Descansar al tercer día.
9- Tomar café. Espiar la bondad ajena.
10- Planificar vivir hasta los 10 años. Resucitar
al día siguiente. Cerrar los ojos y respirar a escondidas.
jueves, 6 de septiembre de 2012
Tu vocación
Tuve que mirar cuando todavía estaba reconociéndome
por mi olor.
Nadie notó que vigilaba tu alegría. La mirada fija
en el gesto que quisiera ser una oración.
Un día me dijiste que tu vocación no era otra más
que el aliento. Y me fui.
Cómo será ser primero pez, antes agua, después barro
y al final saberse un soplo.
Cómo recordaremos nuestro perfil cuando seamos tan castos como estatuas.
Cómo recordaremos nuestro perfil cuando seamos tan castos como estatuas.
lunes, 2 de julio de 2012
Me querés
Me querés sacar de tu vida. Me querés sacar ahora
que tengo dientes de todos los tamaños para cada una de nuestras
conversaciones. Me querés sacar y te olvidaste de nuestros sancos para saltar a
todo color.
Me querés sacar de tu vida cuando ya nos
salimos. Nos amurallamos al revés y quedamos afuera. Nos hicimos días a la
medida de todo lo que podrá ser. Y fracasamos en eso de guardarnos para mañana.
Me querés sacar diciéndome desde lejos que todo
es así, como el amor, que también va a pasar, que ya va a llegar, que me fui.
Justo ahora que habíamos aprendido a mudarnos de las casas adornadas con lo viejo.
Si yo te
dije mi nombre fue para que supiéramos salir corriendo a tiempo y nos dejáramos
tendidos bajo el mismo sol.
domingo, 24 de junio de 2012
Tenés tiempo
Todavía
tenés tiempo de no llamar a nadie. De hacerte caso y comer sólo cosas amarillas.
Te
olvidaste del tiempo en que eras sólo hijo y andabas feliz para acá feliz para
allá.
martes, 19 de junio de 2012
Todos los cumpleaños, todos
Todos los cumpleaños son mi cumpleaños. Te lo
robé, pero donde vivimos no existe el perdón. En cambio me senté en tu sillón y
no paré de reirme y la gente se reunía como si ese fuera el cumpleaños. Vos viste,
no ahorré ningún espectáculo, hasta sangre hubo. Algo se tenía que romper
además de yo.
Todos los cumpleaños son mi cumpleaños. Yo
estaba por no ir.
Todos los cumpleaños son tu cumpleaños. Y es
loco porque llegaste pasadas las 12 y ya todos creían que el cumpleaños iba a
ser eso. Bien te encargaste de hacerles saber que no ¿Viste la foto de mi
cumpleaños? Está la mesa llena de cosas. Hay mate, coca, licor de frutilla,
agua tónica, cerveza, saque, vino.
Todos los cumpleaños son tu cumpleaños.
No estuviste esa noche, pero me hubieras visto.
Llevamos el cajoncito porque no había más lugar donde sentarse. Y a alguien se
le ocurrió abrirlo. Y empezaron a sacar los juguetes de a uno y yo tenía que
contar una historia sobre cada uno. Este se llama así, lo podés mover así, o
así. Y si lo ponés así y si lo hacés hablar es un diputado.
Todos nuestros cumpleaños fueron sus
cumpleaños. Por eso la gente entraba y salía y nosotras parecía que nos
quedábamos. Capaz que también estábamos en otro. Será por eso que me quedé dormida
mientras todos festejaban.
Su cumpleaños es también su cumpleaños. Y nos
lo hizo saber muy bien. Nos cantó, nos cuidó. Como era de esperar, nos asombró.
Conmigo se dedicó, me llevó a su pieza a explicarme ropa por ropa que era
nuestro cumpleaños.
Todos nuestros cumpleaños van a ser nuestros
cumpleaños.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Poema para mas allá o acá del tiempo
Que no te toque me pedís. Y vamos a ver cómo si al menor descuido de la gente
nos encerramos en tu habitación y me saltás encima.
Entonces esto es amenazarse con amor. Y acá
siempre se pierde. Y del otro lado no vamos a quedar dos.
Fijáte cómo vas haciendo hasta que tengamos una
casa en el aire y vos te vuelvas aviador y yo te deje caer en paracaídas.
Te lo digo para que después no digas Ahora lo
que te pasa está tan lejos que lo puedo leer. Acordáte, yo también estuve ahí.
Y aunque no me viste ni se lo dije a nadie, lloré.
No es eso. No es que no hayamos notado a tiempo
que cada uno a su tiempo asistió a lo mismo. Es que nunca lo notemos.
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